11 abril 2013

Biocombustibles y confusión


Se da estos días en San Sebastián una circunstancia que puede servir de ejemplo de la confusión mediática sobre los biocombustibles.

La compañía municipal de autobuses ha anunciado que por razones económicas —por disminución de las subvenciones del gobierno central— renuncia al biodiesel y vuelve al diesel normal. La oposición socialista se rasga las vestiduras con el cuento de que van a aumentar las emisiones de CO2 y que el biodiesel es muy ecológico porque proviene de aceites domésticos reciclados y evita el cambio climático.

En primer lugar hay que aclarar que las emisiones de CO2 en el término de San Sebastián no van a aumentar porque se vuelva al diesel normal, ya que en la quema de un litro de biodiesel se emite más o menos la misma cantidad de CO2 que en la quema de un litro de diesel normal (unos tres kilogramos por litro). Otra cosa es que al considerar que el biodiesel  proviene de plantas que en origen captaron CO2 del aire, la emisión neta es nula. La emisión de aquí compensa la absorción de allá (y ya no hay cambio climático...)

En segundo lugar, poco importa para la salud de los ciudadanos de San Sebastián que el CO2 aumente o deje de aumentar. El CO2 no es tóxico y ni siquiera suele medirse su concentración en las ciudades. Da la casualidad, sin embargo, que en tiempos del plan E de Zapatero sí hubo un proyecto de mediciones en San Sebastián y se instalaron unos cuantos medidores por calles y parques. Las mediciones, como era de esperar, no dieron ningún resultado espectacular y se abandonaron pronto (CO2 en el parque y en la calle).


Finalmente conviene aclarar  que casi toda la materia prima del biodiesel consumido en España es de importación. Proviene en un 90 % de la soja de Argentina y del aceite de palma de Indonesia, que es donde se absorbe el CO2. Tan sólo un 5 % proviene del reciclado de frituras.


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ps. a propósito de biocarburantes, el próximo miércoles 17 por la mañana participaré en la presentación en el Colegio de Ingenieros de Caminos de Madrid del interesante libro "La cara oculta de los combustibles alternativos" de Jorge Palacios, con cuya portada ilustro este post.


El biodiésel “más español” se fabrica con aceites usados